3 ene 2014

Mar adentro

De igual modo que en medio del océano -en medio de ninguna parte- no hay pájaros, pues carecen de rama o piedra donde detener su vuelo, así debe de existir un lugar dentro de nosotros -de ti y de mí- donde no se conciban las palabras y todo lo llene un gran silencio.
Un pájaro allí es tan improbable que casi resulta mágico, un error de apreciación o un producto defectuoso de la imaginación enajenada del poeta. Ese de ahí, por ejemplo.