19 dic 2014

El poema

Donde alguien abra tan lentamente una pesada puerta que cada uno de los mínimos sonidos -las llaves, la cerradura, el pomo, los goznes- se espacien tanto entre sí que no parezcan ya el ruido inconfundible de una puerta al abrirse sino una sucesión extraordinaria de mínimos acontecimientos, uno detrás de otro.
Y entrar por algo que ya no es una puerta.