2 mar 2014

Retrato de un hombre desnudo

Qué difícil dormir mientras a uno le hacen un retrato de hombre desnudo. Yo casi lo logré tres veces, pero siempre despertaba al poco, sobresaltado, y abría bien los ojos como si solo así pudiera ver el golpe definitivo desde la confusa coordenada de una dimensión remota.
La vez primera la encontré agarrando bien el lápiz para dejar marcada a fuego la silueta de un hombre desnudo, y sonreía.
La segunda me apuntaba a los ojos con una pistola de juguete o simplemente dirigía el falso cañón a algún pelo de mi anatomía para erizármelo, a modo de amenaza.
La tercera no estaba ya delante. Se había marchado dejándome una nota escrita con oscuros caracteres que yo apenas alcanzaba a descifrar. Decía algo así como que el retrato de un hombre desnudo es infinitamente más valioso que lo que ella había contemplado.
La quiero recordar tranquila, sacando punta al lápiz, meticulosamente, en el combado filo de la guadaña.